¿CÓMO ERA VOLAR EN LOS AÑOS 1920?
En
los años 20, el viaje en avión era una novedad. El
desafío de VARIG era convencer a las personas de que
viajar en avión era seguro, cómodo y más rápido que los
otros medios de transporte. En esa época todo era muy
primitivo, al comenzar por el embarque, en la que
participaban personalmente el fundador de la compañía y
el primer funcionario, Ruben Berta. Los pasajeros del
Atlántico se reunían en el muelle del puerto, para ser
transportados de lancha hasta la Isla Grande de los
Marineros, donde los billetes eran conferidos. En el
reverso, las palabras: "en interés de la seguridad del
avión está expresamente prohibido fumar, tirar cualquier
objeto por las ventanas o sacudirse en las mismas". El
pesaje incluía equipaje y peso de cada persona, siendo
cobrado exceso si la sumatoria superase los 75 kilos.
El comandante y los tripulantes usaban pesados
abrigos, cascos de cuero y gafas protectoras, ya que
no tenían ninguna protección contra los vientos fríos.
Los pasajeros tenían bastante confort en los amplios
asientos de mimbre del avión. El despegue adquirió aires
dramáticos cuando se convocaban los servicios de Oswaldo
Muller. Él pilotaba una lancha sólo para hacer ola,
propiciando al hidroavión, después de algunos intentos
frustrados, aquel esencial pulpo que le ayudaba a subir.
Las aterrizajes nocturnas eran difíciles, ya que no
había área demarcada, sólo la oscuridad. Un artificio
fue creado para el aterrizaje nocturno, que consistía en
soltar un peso de plomo preso a una cuerda, desenrollada
para quedar 10 metros bajo la aeronave. Cuando el plomo
tocaba el agua, una luz azul encendía en el panel, y el
piloto entonces sabía que estaba a la hora de tirar el
manche para posar, rezando para no tener canoa de
pescador o tronco flotante por delante.
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